Seguramente has escuchado hablar sobre los beneficios del contacto con la Naturaleza, la tradición japonesa de los baños de bosque: shinrin-yoku, o la terapia de bosque (forest therapy) y cómo ayudan a reducir el estrés, favorecer el estado de salud general, el bienestar psicoemocional, etc.
La conexión con la naturaleza, con el entorno, el territorio en el que habitamos favorece el contacto con una misma, con nuestros ciclos vitales, hormonales y estacionales.
En muchos países se están instaurando senderos de terapia de bosque o terapia forestal, caminos guiados, con pautas e invitaciones para conectar, escuchar, observar o explorar diferentes aspectos de la naturaleza o de uno mismo.
Mediante el baño de sentidos, los despertamos, incluso reparamos, por ejemplo la vista, después del número de horas que cotidianamente dedicamos a las pantallas y la mirada a corta distancia.
Una experiencia visual relajante tiene efectos sobre los que la ciencia no para de hacer descubrimientos, como el efecto de observar fractales naturales (esos patrones geométricos complejos que se repiten en la naturaleza a diferentes escalas como en helechos, plantas, flores, árboles, montañas, en las olas, nubes… y en nuestro sistema circulatorio)
Pues como se ha visto en electroencefalogramas, observar estos fractales induce a mayor actividad de ondas alfa, esas ondas que se relacionan con el estado de relajación profunda en vigilia, despiertos, con atención interiorizada, cuando estamos en calma mental y podemos integrar mente, cuerpo y aprendizaje.
Un baño sonoro (aves, viento, árboles, agua, la propia respiración y el propio latido…), o baño de silencio.
Nuestro olfato se estimula, activa memorias preverbales ancestrales sanadoras, que reactivan la biofilia y la conexión innata del ser humano con su medio natural, con el que hemos coexistido desde nuestros orígenes.
Algunos árboles, como los pinos del pinar en el que celebramos nuestros encuentros, emiten fitoncidas, compuestos orgánicos volátiles que pueden tener un efecto antimicrobiano y calmante.
Frenamos el ritmo tecnológico que suele marcar el pulso de nuestros días, para reconectarnos con un ritmo orgánico, que ayuda a una regulación directa de nuestra coherencia cardíaca.
Los pensamientos se calman y se centran en el presente. Aquí y Ahora, en lugar de allí y entonces (tanto pasado como futuro, ya sabemos que ese exceso de pasado tiene que ver con estado depresivos, y el exceso de futuro con estados vinculados a la ansiedad, el estrés, etc.)
Aliviamos la presión cotidiana, la carga mental y emocional. Si tenemos dificultades o problemas, éstos no desaparecerán, pero tendremos más claridad y perspectiva para abordarlos.
Un baño de bosque nos ayuda a entrar en un ritmo lento, oxitocínico, en el que se liberan hormonas del bienestar, entrando en un estado de fascinación suave, sencillamente una experiencia agradable, segura, sin amenazas ni alerta, sin requerir esfuerzo ni atención.
La mente entonces divaga, pasea también, vagabundea sin foco de atención exigente, de manera que puede activarse la llamada Red Neuronal por Defecto, clave para nuestra salud mental y emocional.
Y nuestro sistema nervioso se regula, entra en ese estado parasimpático que llamamos Ventral, donde es posible la conexión social profunda, en seguridad y en equilibrio: conectada contigo, con el entorno y con las demás personas.
Todos estos beneficios inciden directamente en tu salud física:
- el sistema nervioso se calma y regula
- se reduce:
- la liberación de cortisol y otras hormonas del estrés
- la tensión arterial
- la frecuencia cardíaca
- los problemas atencionales y de capacidad de concentrarse, enfocarse y estar presente
- la búsqueda de intensidad emocional y picos adictivos de dopamina
- aumenta la conciencia y la percepción sensorial
- mejora la calidad de sueño
- aumenta la energía y la vitalidad
El contexto es terapéutico en sí mismo, pero además de la propia inmersión en la naturaleza y en el clima de cada estación, desde Concora, junto con Marta Herson (Tambora) creamos experiencias EcoBioPsicoSociales únicas, que favorecen ese contacto con una misma a distintos niveles y también el encuentro desde lo social, con toda la potencia que tiene el encuentro grupal, circular.
También con la grandeza de la naturaleza, en ocasiones con lo transpersonal y transgeneracional.
Hay una sabiduría profunda anclada en la Tierra que se muestra ante nosotras cuando estamos dispuestas a la apertura de la escucha y el sentir.
Te invitamos a sumergirte con nosotras en la naturaleza, siguiendo el ritmo cíclico de sus estaciones y reconectando también con tu naturaleza y tu ciclicidad interior.
Tienes toda la información de nuestros Encuentros en el Bosque aquí.
Te esperamos